Si te haces quedar mal, haces quedar muy bien a la alternativa.
¿Sueña con ahuyentar a los clientes y enviarlos a la competencia? Por supuesto que no. Pero si no tiene cuidado, es muy posible que eso ocurra. Algunas prácticas empresariales menos que estelares son tan evidentes como la nariz de su cara. Usted no dejaría de enviar un informe o simplemente decidiría que no le apetece inspeccionar el tejado de un cliente.
Sin embargo, algunos desaires son un poco más sutiles. No empiezan como una afrenta. Pero desde el punto de vista de un cliente, así es exactamente como parecen. Así que si lo que quieres es tener menos ingresos y menos clientes, aquí tienes 10 métodos de eficacia probada para conseguirlo.
#1: Ignorar la tecnología
Ciertamente, las inspecciones de viviendas se hacían antes de que los programas informáticos digitales y los dispositivos móviles fueran tan comunes. Así que si decides utilizar un bolígrafo y un portapapeles, ¿por qué debería importarle a alguien?
El tiempo avanza y sus clientes también. La tecnología le facilita el trabajo y le permite ofrecer comodidad a sus clientes. Un informe escrito a mano puede llevar horas. Adopte la tecnología y podrá enviarlo antes de abandonar el lugar.
#2: Olvídate de construir relaciones
¿Por qué debe un inspector establecer relaciones? No es que los clientes necesiten una inspección cada semana, ni siquiera cada año.
La realidad es que los clientes crean referencias. Si haces un buen trabajo para uno, es más probable que se lo cuente a sus amigos.
#3: Trash Talk Compañeros inspectores
¿A quién le importa que tú y el inspector Joe no os llevéis bien? No quieres darle publicidad gratis, ¿verdad?
Hablar mal de otros inspectores no sólo es de mala educación, sino que incomoda a los clientes. También puede hacer que pierdan la confianza en usted y darle una mala reputación. Como dice el refrán, quien habla mal de una persona, habla mal de todos los demás.
#4: Envíe los informes de inspección cuando llegue el momento
La inspección de viviendas es un trabajo duro. Puede llevar horas completar un trabajo. Después, puede que tenga que hacer otro. O puede que se vaya a casa y se relaje. Entregar un informe en un par de días no debería ser descabellado, ¿verdad?
Incorrecto. Con los avances tecnológicos disponibles, los clientes esperan una entrega rápida de los informes. Eso también facilita su trabajo. Utilice un software digital de elaboración de informes, y el informe estará listo para cuando termine la inspección. Entonces todo lo que tiene que hacer es pulsar "enviar".
#5: No te preocupes por el marketing
¿Quién puede permitirse el marketing? Las grandes empresas tienen personal para ello. Pero si solo tiene un inspector, probablemente no disponga de tiempo ni recursos.
El marketing puede ser realmente barato. Hay muchas formas de abordarlo. Participe activamente en las redes sociales, cree un blog y escriba entradas con regularidad, visite a agentes inmobiliarios y no tenga miedo de repartir tarjetas de visita y pedir referencias. Realmente no necesitas un gran presupuesto para comercializar tu negocio con eficacia.
Trata bien a los clientes y tendrás muchos más peces en el mar.
#6: No se afilie a una asociación ni asista a conferencias
Como si tuvieras tiempo para perder el tiempo con un grupo de inspectores en una conferencia. ¿Las conferencias no son sólo para conocer a otros inspectores y escuchar hablar a la gente?
Lo cierto es que la pertenencia a una asociación y la asistencia a conferencias pueden ayudarle de muchas maneras. Puede establecer contactos con otros inspectores, conocer las tendencias del sector y averiguar qué nueva tecnología merece la pena invertir. Y si mantiene activa su afiliación, puede hacer publicidad de ello. Los clientes tienen la tranquilidad de saber que un inspector se adhiere a la ética y las normas de una asociación.
#7: Nunca seas el más grande
Lo más probable es que en algún momento se encuentre con un cliente descontento. Les pasa a los mejores inspectores. Pero lo peor que puede hacer es ceder, ¿verdad? Manténgase firme y se ganará el respeto.
No exactamente. Hay mucho que decir sobre ser la mejor persona. Si hay una disputa, prepárese para arreglarla, incluso si eso significa ofrecer un acuerdo. Su reputación de inspector honesto sólo puede crecer con un trato justo.
#8: Lleva una actitud gruñona al trabajo
Puedes hacer tu trabajo perfectamente solo. La culpa es suya si insisten en presentarse y luego insisten aún más en hablar con usted antes de que se haya tomado el café.
No hay ninguna buena razón para llevar una actitud malhumorada al trabajo. Tus clientes tienen sus propias preocupaciones. Están comprando una casa, y ése es uno de los acontecimientos más estresantes por los que alguien puede pasar. Ofrezca un comportamiento agradable y ganará amigos en lugar de enemigos. Recuerde, amigos son igual a recomendaciones.
#9: No hagas llamadas (ni las contestes)
Alexander Graham Bell no podía imaginar lo omnipresente que llegaría a ser su pequeño invento. Una persona ya no puede tener un minuto de paz, sobre todo desde la llegada de la tecnología móvil. No tienes que llamar y hacer un seguimiento de los clientes, y seguro que no tienes que contestar si te llaman. Ya lo harás en algún momento.
Pocas cosas crispan tanto los nervios como quedarse esperando y preguntándose. Sólo se necesita un momento para coger el teléfono y hacer un seguimiento de los clientes. Y si le llaman, lo cortés y profesional es contestar. Todo habrá terminado en unos minutos.
#10: Si no sabes una respuesta, inventa algo
Si admite que no sabe la respuesta a una pregunta, es probable que sus clientes piensen que es un fraude. Entonces querrán llevarse su negocio a otra parte. Es mejor inventarse una respuesta y salvar las apariencias. No notarán la diferencia.
En realidad, admitir que no sabes una respuesta puede generar mucha confianza. no tienes por qué avergonzarte. Sé sincero. Si no lo sabes, di la verdad. Pero prepárate para dar el nombre de una persona que pueda ayudarte.
Ningún inspector de viviendas quiere ahuyentar a sus clientes. El problema es que los pequeños problemas y los caprichos de la personalidad pueden aparecer cuando menos te lo esperas. En sus relaciones profesionales, intente pensar como un cliente. ¿Qué pueden esperar? No comprometas tus principios para contentar a un cliente. Pero siempre que puedas, haz un esfuerzo adicional.
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